Tiempo de calidad en familia
Pasar tiempo con tus hijos les proporciona tranquilidad y comodidad. Cuando se les atiende en exclusiva, además, también reducen sus posibles preocupaciones.
Pero ¿sabías que también el adulto tiene beneficios? En los adultos el tiempo de calidad en familia reduce el estrés, produce satisfacción y los aleja del ajetreo y movimiento de la vida cotidiana.
Pasar tiempo en familia es necesario para estrechar lazos, fortalecer vínculos y aportar múltiples beneficios a corto y largo plazo. Jugar y pasar tiempo con mamá y papá o con quien el niño conviva, favorece la afirmación de su personalidad, su crecimiento, desarrollo y autoestima.
Se recomienda por lo menos compartir 10 minutos de calidad al día. La calidad reside en el hecho de compartir y comunicarse. Y que además el niño sea consciente ya que tiene un papel activo en cierta actividad o situación. El hecho de sentirse atendido, de sentirse vinculado y de creer que es un momento para estar juntos, es lo que lo convierte en tiempo de calidad.
¿Cómo lograrlo?
- Dedícales unos minutos al despertar, para decirles algunas palabras amorosas antes de iniciar el día o antes de dormir.
- Compartan tiempo específico para convivir sin aparatos electrónicos ni distractores del entorno familiar, por ejemplo, a la hora de comer o cenar.
- Programen actividades como lectura, juegos de mesa, hobbies, series o películas, jardinería o simplemente la limpieza puede ser enfocada de una manera divertida, con música y cantando.
3 Claves para que el tiempo con tus hijos sea de calidad
- Observar: No es solo mirar, es darnos cuenta de lo que ellos hacen y lo que nos están diciendo a través de su comportamiento. Leer los sentimientos que están presentes en cada momento para ayudarles a reconocerlos, a manejarlos y a desarrollar autocontrol emocional.
- Escuchar: Estar atentos a comprender lo que nuestros hijos nos están diciendo con sus palabras, su cuerpo, sus expresiones y su estado de ánimo. Esto requiere que les prestemos toda nuestra atención y mirarlos a los ojos. Así podremos saber lo que están viviendo, sin corregir, dirigir o juzgar.
- Compartir: Cuando compartimos, creamos sentido de pertenencia y les enseñamos la importancia de dar y recibir afecto.